CARTA A LEONARD COHEN
Querido Leonard Cohen:
Que difícil hablar al silencio desde la algarabía
circense de la vida.
Pensando que te has ido discreto, solitario y sin equipaje, miro mis manos vacías y no puedo evitar recordar tantos momentos vividos juntos, tantos kilómetros recorridos, tantas idas i venidas en esta ruta llena de obstáculos pero también de remansos y de orillas abordadas.
Pensando que te has ido discreto, solitario y sin equipaje, miro mis manos vacías y no puedo evitar recordar tantos momentos vividos juntos, tantos kilómetros recorridos, tantas idas i venidas en esta ruta llena de obstáculos pero también de remansos y de orillas abordadas.
Coleccionaste una a una mis lágrimas de
adolescente conmovido y perplejo ante la belleza del lenguaje que a veces nos
hace libres y otras nos apresa para siempre. Yo me ahogue en tu música y su
influjo me embrujó. Bajo su luz suave y grave surgieron –como sabes- muchos de
mis poemas.
La primera noche cenamos los tres juntos
Mari, tú y yo. El mantel y las copas rojas presagiaron una amistad eterna. En
la humildad de aquel hogar no hubo espacio para las palabras, tan solo para
miradas profundas que lo sugirieron todo.
Después un avión nos llevó hasta el Chelsea
Hotel. Abrimos un gran paraguas en el hall. Sombras ambulantes en los pasillos nos indicaron la
puerta de tu habitación.
En el concierto privado te cantamos “cumpleaños
feliz” y nos reverenciaste quitándote el sombrero lentamente como solías hacer.
También navegamos a Hydra bajo el sol
cálido del invierno griego. Mari fue la primera en distinguir tu silueta de ave
triste, esperándonos a lo lejos, mientras atracábamos en el pequeño puerto.
Desembarcamos un amor tan grande que nos hizo enmudecer de nuevo. Ella hundió
su mirada en el aguamarina del Mar Egeo y tomó la fotografía para el catálogo
de mi exposición.
Nos hablaste de Marianne, de vuestro
encuentro en aquella
tienda de comestibles y la melodía no cesó de
sonar en nuestros corazones.
Querido Leonard…huérfanos de ti…espéranos
desde el inmenso escenario en el que ahora cantas.
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