miércoles, 16 de octubre de 2013


Siempre que inauguro alguna  de mis exposiciones experimento la misma emoción:
me pierdo entre las obras  colgadas en la pared. Vuelvo a entrar en las cuevas... regreso a algún pecio hundido...recorro acantilados y desciendo a fondos oscuros. Vivo de nuevo el silencio y el óleo tiñe otra vez mis manos...entonces veo mis cuadros como si no los hubiera pintado yo. Es una sensación inquietante ver tu obra objetivamente. Verte a tí mismo tal y como eres.






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